La bruja que dijo “te amo”
Me gusta pensar —y decir— que mi vida es un desorden, como el cosmos mismo.
Que estoy en constante reacción, acción, creación.
Que me reinvento la vida cada día.
Pierdo los enojos, las tristezas…
Los voy tirando por ahí.
No me sirven de nada.
Me gusta mucho saberme bruja.
Y contar cuentos.
Como este.
Nunca antes le había salido un “te amo” tan fácil.
Tan de adentro.
Se lo dijo a un mortal.
El amado, días después, pidió una explicación.
Consternada, la bruja no tuvo palabras.
Se preguntó:
¿Cómo se explica la magia de un “te amo”?
Ni la mejor bruja puede repetir un mismo conjuro dos veces
Buscó entonces sus pócimas.
Olió clavo de olor para no olvidar.
Se bañó con sales mágicas, intentando grabar registros en su piel.
Leyó libros.
Consultó viejos pergaminos.
Pero fue en vano.
No encontró la explicación.
Convocó a un Akelarre.
Las otras brujas debatieron:
—Un conjuro para el amado… sí, sí, ¡un conjuro! —decían a coro.
Pero de entre ellas, una alzó la mano.
Y dijo, con voz serena:
—Pierden el tiempo. Los mortales no comprenden.
Más pronto aceptan el odio… que el amor.
Todas, sabedoras de esa verdad, se abrazaron.
Y bailaron.
Y cantaron hasta el amanecer.
Porque solo eso podían hacer por los mortales:
bailar por ellos,
cantar por ellos,
amar por ellos…
...que no comprenden
la magia de un simple
te amo.
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