La promesa
La promesa La conocí hace mucho, cuando era solo una niña. Me la presentó un hermoso libro de pasta dorada. Y ahí estaba ella, sin saber quién era y siéndolo todo. Veía su foto una y otra vez, e imaginaba que juntas teníamos aventuras, que ganábamos batallas. Ella era mi reina, y yo, su leal caballera. No importaba si las mujeres estábamos relegadas a la cocina: ella me hacía soñar con mil aventuras. Me fascinaba, me hipnotizaba… mi imaginación volaba con ella. Han pasado muchas lunas desde aquella época en que soñaba con conocerla. Y hoy, después de muchos inviernos, la encontré. Allí estaba ella, majestuosa, intacta, tras el cristal del museo. Era la Dama de Elche . Me quedé en silencio, como quien se reencuentra con una amiga de la infancia que nunca olvidó. Solo atiné a decir: —Hola. He cruzado el mar para verte. He cumplido mi promesa.