Recreación

7:00 p. m. —hora de Costa Rica.
X:00 —hora de cualquier lugar del mundo.
Cualquier sala. Cualquier noche.

Timbra el teléfono:

—¿Hola? Sí, diga.
¿Con quién desea hablar?
…Sí, ella habla.

¿Que me extraña?
¿Que se dio cuenta?
¿Que yo era la mujer de su vida?
¿Que sí, que al final era yo?

—Mire, creo que se equivocó de número.

¿Los recuerdos?
Claro que los guardo,
en papeles de colores.
Ah no, a mí no me gusta desperdiciar…
menos el amor.

¿Que si me he vuelto a enamorar?
Siempre. Todos los días.

Le prometo que, si encuentro algún recuerdo suyo,
se lo haré saber.
Es que algunos se mueven con el viento.
Pero de entrada, le advierto:
no los devuelvo.

Y gracias,
gracias por considerarme para el puesto
de “la mujer de la vida de alguien”.

Pero es mucha responsabilidad, ¿sabe?
Estoy aprendiendo,
con amor y con paciencia,
a ser la mujer de mi vida.

Cualquier parecido con una historia verdadera…
es pura coincidencia.


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