Condenada a escuchar Arjona

Lo más terrible de no tener dónde aparcar el coche no es ser ciudadano de a pie, ni las enormes presas de tránsito. Cargas un libro y te entretienes.

Lo peor es que al chófer le guste Arjona.

Es día a día, una hora escuchándolo. ¿Será que pasé mi vida evitando su música y ahora me toca pagar la ley kármica? Humildad: todo lo que niegas y evitas, inevitablemente llega.

Ahora que lo pienso, en el último año me han mandado videos, audios… hum.
¿Quién diría? ¿Quién diría?

Será que me compro un CD y así cumplo mi condena de una vez.

Bueno, me voy a relajar y escucharé la gran canción, derroche de originalidad:
“Si el norte fuera el sur”.

Ahí voy de nuevo con mi marcada intolerancia por la mala música. Estoy condenada.

Que tengan una buena semana… libre de Arjona.

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