El perro negro y el amor compartido

Al lado de casa hay un hermoso perro negro. Cada vez que me ve, corre hasta la barda, pone sus hermosas patitas blancas, y yo lo acaricio mientras le doy una galleta. Tenemos una relación especial, el perro negro y yo. El otro día, venía con mi hija y el perro corrió a la barda al verme. Orgullosa, le dije a mi hija: —¿Ves? Me ama. Ella me miró con la sinceridad que solo tienen los niños y me dijo: —Mami, no quiero lastimarte, pero debo decirte que ama a todas. Con las chicas del colegio hace lo mismo. De pronto, mi corazón hizo click. Pensé que este perro es tan inteligente que sabe que el amor no debe ser exclusivo, sino que debe darse por doquier. Tal vez, el amor más grande es ese que se comparte libremente, sin barreras ni condiciones.