Xenofobia? ¡No en tiquicia jamas!


Directo a San José, primera parada: La República, se escucha la voz del chequeador de los autobuses.

Me formo en la fila. Aquí no se vale colarse, aunque encuentres un conocido que quiera darte campo. Al fin llega mi turno y subo al autobús. Me apresuro a pagar el pasaje y me siento junto a una chica con aire de universitaria, estilo new hippie: sandalias de cuero, pantalones de alegres colores que hacen juego con su llamativo bolso, y un puñado de libros apilados sobre sus piernas.

La presa entre Santo Domingo y Tibás es de veinte minutos. Miro el reloj y me doy cuenta de que voy tarde, otra vez.

Al fin pasamos el puente del río Virilla y me digo que ya falta poco, que las presas se quedan atrás, allá en Santo Domingo. Pero llegando a Tibás, un hombre de unos 45 años, algo fornido, con cara de no ser feliz, se levanta y pide que se detenga el bus. El chofer, con acento nicaragüense, le responde que es un servicio directo, que no puede parar hasta La República. El pasajero insiste, y comienza una larga lista de agravios: desde "nica con hambre", hasta el famoso “agradece que te damos trabajo”.

Se me revuelve el estómago. Siento el impulso de levantarme de mi asiento y decirle que el chofer solo hace su trabajo, que ese autobús es directo, que los demás pasajeros merecemos respeto, al igual que el señor que lo conduce. Que se deje de xenofobia, que se ubique en el lugar del otro, que no es fácil ser emigrante, y menos aún que se te ofenda por ser de una u otra etnia. Que ya se calle, que no es más que un pobre agresor.

En el autobús reina un silencio incómodo. Largo. Agobiante.
El chofer, después de la larga lista de improperios, le para.
El tipo baja, no sin antes lanzar su última ofensa:

¡Nica tenías que ser!

Me quedo con una sensación horrible. Todavía me pregunto por qué me quedé callada.
¿Por qué no le dije lo que se merecía?

Me repito a mí misma:

“Tiene la culpa el que se calla,
el mundo va para atrás.”

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
tenemos que tener cuidado cuando escupimos hacia arriba...no por nada tenemos fama, pero eso si, los que tenemos un apiz de cordura y humanidad no debemos permitir que eso pase...

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